30 de abril de 2004

# posted by Hector : 08:50

Dicen que tengo una pequeña cabeza, como de caballo,
y puede que sea cierto.
Dicen que no me es nada grato pagar cuentas
ni de licores ni de nada,
y puede que sea cierto.
Bien podría negar mis pecados,
decir que nunca he deseado y follado
a la madre de algún niño de kinder.
Podría negar incluso
el haber investigado,
a fuerza de constancia y malas mañas,
las costumbres y lugares
de una jovencita de dieciséis años,
para encontrarla una noche y
hablarle acerca de las moscas,
de música, literatura y muerte.
Para hablarle pues de la ineptitud humana
o de los temas universales
Si, también me la follé a ella.
Por esto, ¿para que negar lo que se es?
¿Para que seducir cuando el objeto seductor es esencialmente distinto?
¿Para que dar asco a animales equivocados?
Mi odio es tan especifico.
Mi maldad es tan pura y simple,
pequeña como un copito de pan del cielo.
Mis virtudes se despilfarran, en pos de la inactividad.
Mueren viendo la tele, despatarradas y panza arriba,
con sus seis patitas negras estáticas, sosteniendo nachos y cerveza.
Mi cabello es un montón de ondas descontroladas,
siendo yo lacio.
Y mis ojos son grises, solo a veces.
Mi columna vertebral es apenas larga
y mis brazos fuertes, con forma hombruna,
pero delgados y adornados,
en un intento de androginismo de mal gusto.
Mi barba, cuando a fuerza de constancia me convence de dejarla ser
tiene unos rayitos naturales que se empeñan en parecer forzados.
A mi madre, cuando yo aún no nacía,
un doctor inepto le diagnosticó a su futuro hijo (yo)
una pequeña enfermedad: no ser niño, sino tumor.

Mi odio es tan puro y limpio, mi maldad tan tierna e inofensiva.
Mis ojos tan muertos y acuosos, mi cuerpo maltrecho y fuerte.
Mi mente es obstinada, obsesiva, metaneuronal.
Mi corazón, es un músculo que bombea sangre aún.
Y no sé ubicar mis sentimientos.

Pero hay algo que me agrada de mí: Mi boca.
Y mi sadismo.
Mi boca.
Y mi sadismo.

Y es que un monton de personas más, un monton de autores
escucharon a De Quincey y crearon personajes miticos y virtuosos
para hacer con ellos su arte, y desmenuzarlos literalmente,
y tocar piezas de Bach utilizando fibras
cárnicas salidas de los cuerpos sangrantes.
Esto ni siquiera es sadismo. Es mas bien un compromiso serio.
Pero alguien como yo, nunca va a matar,
hay que ser selectivos.
Hay que desdibujar la ironía y el cinismo
para convertirlo en expresión del arte.

Ten cuidado si te quiero o si te admiro entonces.
¿Cómo resistirse a hacer daño a un ser hermoso?
Pero sin embargo, si eres un ser despreciable como casi todos,
Sabes que estás a salvo.
Hasta que se me quite mi pose de artistucho.

Dicen que tengo manos de raqueta de ping pong
y uñas de elefantito tierno.
Las mujeres con quien he estado
dicen, cansadas, que volvamos a hacerlo cuantas veces yo quiera.

Pero yo no les creo nada.
Ni creo en mi mismo.
Ni soy un artista ni lo intento ser.
Ni un asesino ni lo intento ser.
Ni un sadico, ni lo intento ser.

Tan solo soy algunas cosas a veces.
Pero no siempre.

Me gustan mis labios.
Y mi ternura.

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tomado de: http://www.hezkedan.blogspot.com/
sin el permiso del autor

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