18 de abril de 2004

Burbujas de luz y humo al lado

La chica está ahí, lo sé. La chica vive en un mundo de indiferencia, imposible de cambiar. Ella no tiene la culpa. ¿Quién tiene la culpa? Nadie, supongo, ó sí, Él tiene la culpa, por que le gusta y no lo puede evitar, porque mandarla a la chingada no es tan fácil como necesario. Porque rogar nunca te salva de tus pecados. Porque las chicas son así, son malas, y hermosas, pero actúan. Hay que comprar burbujas de luz y regalárselas - que juege - para que no esté triste, aunque pensándolo bien, quizá me quede con algunas, yo estoy muy triste, aunque el humo me contradiga. La intoxico, la amarro, la guardo y le cuento historias. La beso en la frente y en la mejilla -con atrevimiento- , luego paso mi brazo sobre sus hombros, así, ella es mi amiga y lo sé, y lo sabe, y no sinto que caigo y que caiga, pero el espacio se acaba y los cuerpos ya pesan, mi cabeza se ladea y sigo escuchando un ruidito constante, lejano en el fondo de la casa, voy a seguir escribiendo hasta que mi cabeza quede horizontal y ya no quiera llorar más. La eterna soledad, el tiempo danza en la madrugada y no puedes dormir si están todas las luces apagadas... La eterna soledad es para mí.

Me fumaré otro cigarro.

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